Hace aproximadamente  un año los abuelos  fuimos a cubrir un evento  al barrio aures  con niños de varias edades, en las fiestas
culturales.  Yo leí un cuento de espanto
cuando terminé de leer la historia, se acercó 
una niña de seis a siete años.  Su
rostro pálido, delgada, con ojos exorbitantes, le pregunté su nombre y no me
respondió  ella solo quería contarme algo…
“ Abuela en mí casa hay un espato
vive hace mucho tiempo con nosotros mí abuelita lo bautizo FANTOMA, el cuidaba
a un tío en el estadio ,cuando se emborrachaba 
FANTOMA  le cerraba la puerta de
la calle; el tío se fue a vivir a Bogotá y la abuela de la niña se llevo el
trasteo de la casa y FANTOMA se fue detrás del camión  mi abuela. Nos asusta con FANTOMA cuando
estamos desobedientes  o unos de mis
primos mayores ven pornografía  el FANTOMA
apaga el televisor, en las horas de la noche, y apaga la luz. Tira  piedritas.”
 Yo sonreí , y le dije que ese espanto es muy particular.
Le aconsejé cómo echar ese fantasma de su hogar, la niña agradeció mil gracias
por ayudarle… “Esta noche voy a listar las maletas para que se valla
caminando”, dijo y se fue sonriendo, también.

 
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